BLACK STONE CHERRY y MONSTER TRUCK en Madrid, ¿quién «ganó»?
El pasado viernes en la But de Madrid era una cita casi obligatoria para los amantes del hard rock americano de la capital. Una de las mejores bandas del estilo de los últimos años y una de las más prometedoras. Os lo contamos:
BLACK STONE CHERRY + MONSTER TRUCK – Viernes 30 de noviembre de 2018 (sala But, Madrid)
Era una cita que se esperaba con mucha expectación después de que BLACK STONE CHERRY, las estrellas de la noche, cancelasen sus conciertos en nuestro país el año pasado. Demasiados años sin ver a una banda que es uno de los pesos pesados del hard rock americano. Además, la banda de Kentucky venía muy bien acompañada: concretamente de unos canadienses de postín…
MONSTER TRUCK
Unos teloneros de lujo que, si siguen en la misma línea, seguro que van a subir como la espuma en los próximos años, porque suenan jodidamente bien. Mucha gente debió decidir apurar el tiempo en el bar porque, aunque se había vendido casi todo el papel, habría alrededor de media entrada durante su actuación. Peor para ellos, para los que se lo perdieron. La furia avasalladora con la que estos chavalotes descargan su hard rock con toques psicodélicos no deja indiferente a nadie que los escuche, te dejan sin aliento. Su actuación fue bestial, salvaje, como siempre que les he visto. La fácil comparación con el camión de su nombre se queda corta: ¡son como una estampida de brontosaurios!
Para esta ocasión nos traían su nuevo disco del 2018: “True Rockers”. En él han contado, nada menos, con la colaboración del mismísimo Dee Snider (ex TWISTED SISTER). Ya es su tercer trabajo, y es agradable comprobar que no han perdido ni un ápice de su fuerza, ni en estudio ni directo. Lo demostraron desde el principio, con 2 trallazos guitarreros que nos dejaron todos sin aliento: “Why are you not rocking?” y “True rocker”, con las guitarras y las voces de los canadienses rugiendo como fieras. La potencia de esta banda es tal que, “Don’t tell me how to live”, un tema que para muchas otras bandas sería un cañonazo, es para ellos casi un descansito. Más cortes poderosos y contundentes se sucedían, con la banda derrochando entrega y actitud. Y hasta se atrevieron con un blues, “Fort he sun”, que no sonó nada mal.
La explosiva mezcla que forman la potente voz de John Harvey, su bajo y la batería de Steve Kiely como el motor poderoso de la máquina, la guitarra de Jeremy Widerman descargando un riff furioso tras otro, y el maravilloso aire psicodélico que le da a la banda el teclado de Brandon Bliss, nos encantaron a todos los presentes. El derroche de energía continuó hasta su último tema, “The Lion”. Sus 45 minutos se pasaron en un suspiro, y nos dejaron con ganas de más, mucho más. A ver si se les puede volver a ver pronto por nuestro país a estos muchachotes, pero como cabezas de cartel, no de teloneros de nadie. Se lo están ganando con creces.
BLACK STONE CHERRY:
Tras ellos, llegaba el turno de las estrellas del cartel, presentando su último disco: “Family Tree”. El año pasado nos quedamos sin la posibilidad de disfrutar en directo de su trabajo anterior, “Kentucky”, un gran disco. Habría sido un detalle que ya que faltaron a esa cita hubieran introducido algunos temas de ese trabajo… Especialmente, algunos de los temas más rockeros y potentes, que los hay de sobra en ese disco, y que le habrían venido muy bien a un setlist que durante bastante tiempo fue más bien aburrido y plano, con demasiados momentos lentos y medios tiempos.
Pero esta banda tiene una gran as en su manga: Chis Robertson. El muy cabronazo canta tan bien que se les perdona todo, porque además también toca la guitarra de maravilla. Le perdonas incluso las pintas con las que apareció en el escenario: sombrero, gafas de sol, camiseta de la NASA… De hecho, más que una estrella del rock parecía un turista americano en La Alhambra de Granada. Y a este “monstruo” hay que sumarle la potencia con la que John Fred Young aporrea su batería, todo un espectáculo. Esta mala bestia con aspecto de defensa central argentino o uruguayo de los años 70, a media actuación había roto una caja y 2 platos de su pobre y maltratado instrumento. Pero es indudable la fuerza que le aporta al sonido de la banda.
Ellos 2, con la ayuda del solvente trabajo de John Lawton al bajo, casi consiguen que te olvides del sobreactuado rubito Ben Wells, que está todo el rato dando saltitos como un muelle loco, hasta en los temas lentos, y haciendo posturitas. Entre unas cosas y otras, casi no tiene tiempo de tocar la guitarra. Podrían sustituirle por un buen teclista, y así no tendrían que meter teclados grabados en algún tema que otro… Y no es que tenga que estar quieto como un poste, que Lawton también se mueve mucho, pero no resulta tan cargante como él. De cualquier manera, la actuación de la banda de Kentucky fue bastante irregular…
El concierto empezó a todo gas, mezclando algunos de los temas más cañeros de su nuevo disco, como “Burnin’”, que abrió su actuación, y “Bad Habbit”, con clásicos hard-rockeros de la banda como son “Me and Mary Jane”, una de mis favoritas de esta banda y de las mejores de la noche, o “Maybe someday”, uno de sus temas más guitarreros y contundentes, y “Like I roll”, puro rock americano con una preciosa melodía y con un Chris Robertson enorme en la voz. Hasta ahí todo iba perfecto, que la siguiente, la bonita balada “My last breath”, encajaba perfectamente como un descanso tras ese inicio, y nos permitía disfrutar de la preciosa voz de Chris en otro registro. El problema es que este paréntesis se prolongó durante casi medio concierto. Bueno, quizás fue menos tiempo, será que se me hizo muy largo.
Sobraron baladas y medios tiempos en un setlist que, en esta parte del concierto, fue bastante plano y le faltó chispa, fuego. Me aburrí bastante y solo momentos puntuales consiguieron interesarme… Parte de “Cheaper to drink alone”, la única canción que cayó de “Kentucky”, que empezó muy bien con su sonido rockero a lo AEROSMITH, hasta que se la cargaron con largos e innecesarios solos. El sonido soul y funky de “James Brown”, con la voz de Robertson brillando en nuevos registros y gran trabajo del resto de la banda a los coros. Y otra de las más rockeros de su nuevo trabajo, “Ain’t nobody”, con una gran presencia de las 2 guitarras de la banda, y en el que se desperdició un precioso ‘wall of death’. Pides desde el escenario que se abra un pasillo perfecto, con 2 filas de gente perfectamente enfrentadas… ¿y todo para que salga gente a bailar? ¡BAH!
Pues salvo esos momentos aislados, poquito más. El colmo llegó cuando después de “Blind man”, otro de sus clásicos más reconocidos y potentes, con el que por fin parecían poner fin a esta parte del concierto, nos cortaron el rollo por completo con un innecesario solo de batería y con una demasiado larga versión del “Hoochie coochie man” que no me dijo nada. A partir de ahí, por fin, el concierto remontó definitivamente, en una gran recta final en la que cayeron grandes clásicos de la banda como “Lonely train”, “Blame it on the boom boom” o “White trash millionaire”, que nos hicieron olvidar los pecadillos anteriores, cerrando el concierto con el tema que da nombre al nuevo disco, “Family Tree”.
Incluso nos regalaron un bis extra, fuera del setlist, para disculparse por la cancelación del año pasado: la preciosa balada “Peace is free”… Aprobado alto, sin más, para BLACK STONE CHERRY esta noche. La realidad es que el camión atropelló y aplastó las cerezas.
Texto: Raúl Moreno (Madrid)
Fotos: Manu Damea (BCN)